
Muchos son los que preguntan porqué se llama El círculo de Cerridwen el centro y qué significa.
A Cerridwen, se la considera una Diosa en la mitología Celta. Una Diosa o mujer Druida que poseía un caldero en el que hacía brebajes y pócimas para ayudar a cambiar a otros. Preparó una pócima para un hijo suyo, el cual físicamente no era muy agraciado, para dotarle de sabiduría sobre el pasado, presente y futuro. Era una forma de compensar su aspecto y hacerle brillar de sabiduría. El caso es, que por accidente ( o no) , la pócima fue a caer a los labios de su joven ayudante o aprendiz, absorbiendo este todos los dones de la pócima. Ella se enfadó y le persiguió, cambiando continuamente ambos de forma . En tan magnífica persecución, al final, este se convirtió en grano y ella en gallina y se lo comió, pero eso no le hizo desaparecer, ella quedó embarazada por esa semillas y decidió terminar con él cuando naciese y cerrar así la persecución, pero cuando nació, toda su rabia se desvaneció al ver el ser tan magnífico que había resultado.
Lo abandonó cual Moisés en un río y este fue encontrado y adoptado haciéndose llamar Thaliesin.
Ella , Cerridwen, representa la magia, fertilidad, transformación, regeneración, muerte, inspiración, astrología, hierbas, ciencia, poesía , los conocimientos y las montañas. Es la representación de las mujeres Druidas, Völvas, Chamanas, Curanderas…
Su caldero, simboliza la regeneración, el útero. Actualmente, para poder generar cambios, es muy importante tener «encendido » el caldero, hacerlo hervir, moverlo continuamente y no perderle de vista en ningún momento, ya que podríamos pasar por alto el momento justo en el cual podemos actuar para dicha transformación y sabiduría.
De aquí el nombre de Cerridwen , porque la intención en todo momento, por parte de todos los terapeutas que trabajan y colaboran en «El círculo de Cerridwen» , es esta. Ayudar a transformarse a quien lo desea y necesita apoyo para conseguirlo.
Ese fuego , ese caldero, está dentro de todos nosotros y hemos de ser conscientes que a veces necesitamos que alguien nos pase una cerilla para encenderlo.